EUROPA
PRESS
17 noviembre
2023
Cicatrices,
algo más que un problema estético: ¿cómo podemos minimizarlas?
Son pocas las personas que carecen de
alguna cicatriz. Éstas se mantienen en el tiempo, y son como una huella más en
nuestro cuerpo. A veces nos preocupan, y pueden representar un problema
estético para algunas personas, un verdadero quebradero de cabeza y a la vez un
problema emocional.
Charlamos en este sentido con el doctor Sergio Fernández,
vicepresidente segundo de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME),
quien recuerda que, “difícilmente” el término
‘cicatriz’ puede ligarse a la palabra ‘eliminación’
porque al final siempre habrá algún estigma dentro de la piel, que se notará
más o menos, o será más o menos imperceptible a la vista.
“Las cicatrices son secuelas en la piel. Como cuando
nos rompemos un hueso, siempre existirá un callo de fractura. Vemos el hueso en
una radiografía tres años más tarde y habrá una marca en ese hueso, aunque
tendremos nuestra funcionalidad. Lo mismo pasa con las cicatrices. Siempre
podemos mejorar mucho el aspecto de la cicatriz, pero siempre habrá una pequeña
huella”, reconoce en una entrevista con Infosalus
este experto.
Pasa mucho con las cicatrices de las vacunas, tal y como
pone de ejemplo. Son unas pequeñas marcas que han acompañado al paciente toda
su vida, que habitualmente las tiene interiorizadas, y que generalmente no se
quieren quitar, reconoce este especialista.
“Emocionalmente significan algo, y no las quieren
quitar. Pero también puede pasar lo contrario, y que no gusten, como una
cicatriz que se haya hecho la persona en un accidente, o fruto del acné, y que
le recuerdan a una época en la que tenía muchos granos y complejos. Este tipo
de cicatrices se suelen querer quitar porque emocionalmente provocan
sentimientos negativos”, agrega este médico estético.
Por qué surgen las cicatrices y tipos
El doctor Sergio Fernández recuerda así que las cicatrices
son lesiones que aparecen en la piel después de determinados procedimientos,
que pueden ser quirúrgicos, o no, tal y como hemos visto. “Pueden ser
consecuencia de un accidente doméstico porque se nos ha roto un vaso y nos
hemos hecho un corte y la cicatrización no ha sido buena, por ejemplo. Las
cicatrices, generalmente, son marcas en la piel, una disrupción en la
piel”, añade.
Muchas veces, según prosigue, el proceso de cicatrización
puede ser anómalo en algunos pacientes, y la reparación del tejido ser peor o
más dificultosa, y provocar que esa secuela sea más evidente que en otras
personas. Concretamente, el doctor Fernández detalla que las cicatrices se
clasifican en tres grandes grupos:
·
Atróficas: Son las que están hundidas ligeramente, no al
mismo nivel de la piel.
·
Hipertróficas: En éstas, la piel está como elevada, se ha
intentado reparar, pero la piel está un poco sobreelevada y al tocarla hay una
zona que está indurada.
·
Queloides: Son como las anteriores pero todavía peores
porque están más induradas, muy sobreelevadas, y de aspecto rojizo; son las más
complicadas porque requieren de diferentes técnicas para intentar revertirlas o
hacer que sean menos evidentes.
A la hora de buscar soluciones, el miembro de SEME remarca
que frente a las atróficas se suele obtener una mejor respuesta y por el
contrario, cuando se habla de cicatriz queloidea la
respuesta es más complicada. “Las hipertróficas depende, algunas
evolucionan mejor, se le puede ofrecer al paciente una mejora mayor que la queloidea, pero son cicatrices más complicadas de
tratar”, subraya.
Todo depende del paciente
Así, el vicepresidente segundo de la Sociedad Española de
Medicina Estética mantiene que el tipo de cicatriz depende de la lesión del
paciente, y también de la capacidad de cicatrización de cada uno. “Esto
no se puede predecir, y cuando se hace una intervención quirúrgica frecuente,
cuando te operan de una apendicitis, o te hacen una cesárea, la técnica es la
misma, con bisturí se hace una disrupción de la piel, se abre, y después se
cose. Normalmente la respuesta que cada paciente desarrolle es completamente
diferente y aquí juegan un papel los factores que a continuación
señalamos”, apunta.
Sí avisa de que hay que tener en cuenta que no es lo mismo
una lesión en la espalda que en el abdomen ya que, según argumenta, las de la
espalda tienen peor cicatrización que las que se realizan por ejemplo en un
abdomen, y todo ello por las líneas de tensión de la piel. "De forma que
hay muchos factores que influyen en que los procesos de cicatrización sean
mejores o peores”, agrega.
Todo esto depende de cada persona, según prosigue el doctor
Fernández, porque ante un mismo corte hay personas que pueden evolucionar muy
bien y sin nada que sea perceptible; mientras que en otras su capacidad de
recuperación será diferente. “Por ejemplo, un diabético tiene una peor
reparación de esas cicatrices. Siempre serán pacientes que den más problemas a
la hora de recuperar el tejido que ha sufrido una pequeña incisión”,
sostiene.
También la alimentación es importante a sus ojos porque hay
veces que nos podemos encontrar pacientes con un déficit de proteínas porque no
se alimentan bien con éstas y usan más pastas o verduras a diario, de forma que
no tienen un buen aporte proteico. “Para reparar una cicatriz se necesita
una buena alimentación, se necesita colágeno, que está en las proteínas”,
agrega el doctor Sergio Fernández.
Cita igualmente a los grandes fumadores, o a aquellos que
han tomado mucho sol, en quienes su colágeno será de poca calidad y los
procesos de cicatrización, en consecuencia, sentencia que serán
peores.
Cómo disminuir su apariencia
Con todo ello, pedimos consejo al vicepresidente de la SEME
sobre cómo podemos disminuir la apariencia de una cicatriz, y señala que la
forma más adecuada de poder evitar que ocurran anomalías en las cicatrices es
haciendo una desinfección correcta en la herida cuando ésta se produzca.
“Habría que determinar si se trata de una cicatriz
quirúrgica, realizada en un ambiente de quirófano, de asepsia; o bien si tiene
lugar esa herida tras un golpe o en un entorno no muy limpio. En este último
caso será muy importante que el paciente cure adecuadamente la herida para
evitar sobreinfecciones, la lave bien con suero fisiológico y con antisépticos
para evitar infecciones”, defiende el experto.
La importancia de la protección solar
A su juicio, otro punto muy importante para la evolución de
las cicatrices es la protección solar, especialmente si la cicatriz se
encuentra en proceso de recuperación. “Si está expuesta al sol la
cicatriz probablemente se quedará algún tipo de marca, en forma de pigmento, y parecerá
una zona de la piel más oscura, o bien se enlentecerá el proceso de
cicatrización”, advierte.
Es por ello por lo que recomienda este médico estético la
aplicación de la protección solar sobre la cicatriz no sólo por la mañana antes
de salir de casa, sino que lo idóneo, según defiende, es reaplicarla cada dos
horas para evitar que el sol incida en esa zona que está alterada.
Recuerda igualmente el doctor Fernández que en el mercado se
venden diferentes preparaciones, como geles o bien apósitos con derivados de
siliconas, que ayudan bastante en el proceso de cicatrización.
Cuanto antes se traten es mejor
En última instancia, el miembro de SEME recuerda que,
antiguamente, se decía que para tratar una cicatriz es mejor esperar un año
para tratarla. “Esto ha cambiado y se ha visto que cuanto antes se trate,
mejor, sobre todo si es patológica. La mejor forma de tratarla en la clínica es
a través de diferentes tipos de láseres para controlar este proceso de
cicatrización, y también para controlar la vascularización. Cuando una
cicatrización se hace hay un proceso de regeneración donde es muy importante
también el aporte sanguíneo, que a veces es en exceso y provoca que la cicatriz
esté enrojecida y esto se trata con luz pulsada”, mantiene.
A la vez, subraya que hay diferentes fármacos que se pueden
poner en el seno de la cicatriz para mejorar la cicatrización. “Si tras
10-12 días el paciente ve que la cicatriz no está bien, lo lógico es consultar
con un especialista para que desde la clínica se puedan hacer otros
tratamientos que a los que el paciente no tiene acceso desde casa”,
concluye el doctor Sergio Fernández.